La voz es arte y comunicación. La voz hablada nos permite relacionarnos con otras personas, mientras que la voz cantada es un deleite para el cantante y un disfrute para el público.Educar la voz y el oído, de Alberto Álvarez Calero, es un libro divulgativo que abarca todos los aspectos relacionados con la voz humana. Desde la descripción sucinta del aparato vocal, la respiración, la postura corporal y los métodos de relajación hasta la impostación de la voz, el estudio de las diferentes voces y la voz infantil, sin olvidar la voz como herramienta de trabajo, donde se hace un especial hincapié en los educadores y los profesores.Educar la voz y el oído es igualmente un libro práctico, ya que al final de los capítulos se propone la realización de un total de 150 ejercicios y actividades, a menudo con algunas variantes, con el fin de asentar los conceptos teóricos y practicar los conocimientos adquiridos. El libro aporta también la información necesaria para prevenir los problemas de voz que aquejan a muchos colectivos profesionales. El último capítulo del libro está dedicado al oído ?muy relacionado con la voz? alerta sobre la contaminación acústica y aboga por una sociedad que eduque en el silencio como fuente de calma y salud individual y colectiva. Alberto Álvarez Calero (Sevilla, 1974) es titulado en Dirección de Coro por el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo de Sevilla, licenciado en Geografía e Historia y doctor por la Universidad de Sevilla, donde imparte clases desde 2000 en el área de Música. Mantiene paralelamente una labor como director musical y compositor. Con el coro Maese Rodrigo consiguió el primer premio de coros de cámara en el 10.o Concurso Internacional Venezia in musica (2012), y ha grabado dos discos compactos. Es autor, entre otras, de Historia de la música escrita (Si bemol, 2012), El tenor Fernando Valero (1855-1914) y su entorno (Diputación de Sevilla, 2013), y las ediciones críticas de las partituras inéditas de fray Francisco de Santiago (Junta de Andalucía, 2013, ed. digital) y fray Gerónimo González (Piles, 2015).