Internet y las redes sociales han revolucionado totalmente la relación educativa y la interacción entre adultos y jóvenes. Profesores, padres y educadores se encuentran desorientados: los adolescentes tienen acceso a informaciones de forma casi instantánea y a realidades que ni sospechaban, para lo mejor y para lo peor. Un religioso educador y un periodista, reconocen que Internet modifica profundamente la dinámica intelectual, permite la comunicación entre las personas y favorece la libertad de expresión, pero afirman también que puede tener efectos peligrosos. ¿Cómo ayudar a los educadores para que las nuevas generaciones puedan adquirir, en este mundo digital, el discernimiento imprescindible para «no perderse»?
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