Las ciudades nacen, hace tan sólo unos 5000 años, como una peculiaridad de la especie humana. Son básicamente estructuras capaces de acoger grandes aglomeraciones permanentes de individuos. Su compleja y artificiosa ordenación hace de ellas el contrapunto «humano» de la naturaleza, razón por la cual la moderna ecología y los movimientos ecologistas surgen como defensores de lo «natural» y contrarios, por tanto, a lo «ciudadano». Pero la ciudad, como entorno vivo, es en sí misma un ecosistema. La ecología urbana surge de esa consideración y estudia, desde una perspectiva científica, el fenómeno urbano centrándose en el estudio de los procesos y los flujos que mantienen el metabolismo de la ciudad. Ecología urbana analiza de forma clara y comprensible la complejidad de la estructura urbana, cuantifica las corrientes de materia y energía que interrelacionan la ciudad con su entorno y permiten su continuidad, e introduce indicadores ambientales y de sostenibilidad aplicados al conjunto urbano, considerando siempre el protagonismo del elemento vital (humano o animal) que habita la ciudad. El autor concluye exponiendo las bases sobre las que se sustentará la ciudad futura y enuncia los criterios ecológicos para la gestión de las urbes.