"Con la presente Exhortación postsinodal, me complace compartir con la Iglesia en Europa los frutos de esta II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos. La Asamblea sinodal, celebrada del 1 al 23 de octubre de 1999, ha sido una preciosa oportunidad de encuentro, escucha y confrontación. (...) De todo ello ha surgido el deseo de acoger la llamada que el Espíritu dirige a las Iglesias en Europa para que se comprometan ante los nuevos desafíos. Se ha llegado a la clara convicción de que la situación está marcada por graves incertidumbres en el campo cultural, antropológico, ético y espiritual. Asimismo, se ha ido afirmando con nitidez una creciente voluntad de ahondar e interpretar esta situación, con el fin de descubrir las tareas que le esperan a la Iglesia: se han propuesto "orientaciones útiles para que el rostro de Cristo sea cada vez más visible a través de un anuncio más eficaz, corroborado por un testimonio coherente".