Un divertido cuento ilustrado sobre el dragón más famoso de todos los tiempos, ideal para la hora del cuento y para la celebración del día del libro. Dragustín era un dragón tranquilo, bonachón y algo patoso que vivía feliz en su acogedora cueva. Bueno, feliz, feliz... pues no mucho. Resulta que Dragustín se aburría soberanamente. Hasta que un buen día decide hacerse actor. ¿Cómo?, representando el mejor papel que puede defender: ¡haciendo de él mismo! El único problema es que sus compañeros piensan que es un disfraz, y Dragustín no puede decirles que en realidad es un dragón de verdad, de los que escupen fuego... Un, dos, tres... ¡Que empiece la función!