Por la mañana, la tortuga Leopolda ya estaba muerta. Amaneció patas arriba en la charca de plástico que colocaron sobre la mesa de la cocina. El primero que la encontró fue el abuelo cuando bajó a desayunar. Le dio un suave golpe con el dedo en el caparazón pero el animal no se movió. Pensó entonces en cómo se lo contaría a su único nieto?