Juan G. Lerma conoce su secreto. Lo sabe porque si no jamás habría sabido ilustrar estos cuentos, se habría despistado, habría confundido un lunes con un martes, una historia triste con otra menos triste, un juego inocente con un plan diabólico
. Porque en los cuentos de Ana Ayuso nunca ocurre nada excepcional, pero sin embargo todos son excepcionales. Con gran habilidad juega con nosotros, nos mantiene a la espera, expectantes, de algo que sabemos no va a suceder. Y juega con el tiempo, con las incógnitas que este nos depara, porque no todos los días son iguales, monótonos, sin luz ni esperanza. Los miércoles a veces son misteriosos, también los jueves. Pero ¿Y los domingos? Quizás, la respuesta, la encuentres escondida entre estas páginas.