Siempre hemos sido una panda de amigos a los que lo que más nos ha gustado ha sido juntarnos e ir a ver vivir conciertos de rock y alargar la noche. Cierto verano mientras disfrutábamos de un festival al aire libre una atractiva camarera nos regaló una agenda o notero como obsequio promocional. Durante los siguientes cinco años, el diario nos acompañó a todos los conciertos a los que asistimos y terminó convirtiéndose en un fetiche al que sentíamos la necesidad de alimentar con nuestras historias de RocknRoll. En este libro contamos los conciertos y nuestro estilo de vida desde el punto de vista del aficionado musical. Desde la primera fila enfrente del escenario, justo en la frontera con el RocknRoll.
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