La originalidad del presente libro reside en la perspectiva con la que el autor se acerca a los hechos bíblicos que analiza: la creación, la primera caída y expulsión del paraíso, el éxodo. La conclusión del trabajo resume bien la actuación divina: Dios, por ser creador, por hacer alianza con su pueblo se hace paciente educador y pedagogo. El autor se esfuerza en mostrar el obrar de Dios como acción educadora de Dios. Nos acercamos, así, a una especie de «tratado de pedagogía divina» que puede dar pistas sugerentes para nuestra tarea de educación en la fe hoy. Dios no obra por obrar. Dios obra salvando, y así se revela educador de su creatura y de su pueblo, que se resisten y que se muestran «alumnos difíciles», «alumnos que rompen continuamente la programación de Dios y siguen sus antojos». Dios es educador fiel que no se rinde y continuamente ama y salva. Esto se convierte en la «gran lección» educativa de Dios con su pueblo.