La trama conyugal, la trama que constituye las relaciones de género en las parejas permanece velada bajo la apariencia de la familia como un todo homogéneo. Mientras que las relaciones de género en el ámbito público son y han sido objeto de numerosas investigaciones, poco se sabe acerca de las relaciones de género en el ámbito privado. Esta obra pone el énfasis en los aspectos económicos vinculados a las relaciones íntimas; las relaciones que tienen lugar en el seno de las parejas o familias. Para ello, las autoras han analizado en este trabajo aspectos tales como la propiedad del dinero en la pareja, los procesos de negociación, de adopción de decisiones económicas y el uso del dinero por parte de varones y mujeres, entre otros. Este estudio se ha llevado a cabo a partir de entrevistas en profundidad a dos tipos de parejas, aquéllas en las que tanto el varón como la mujer tienen un trabajo remunerado y aquéllas en las que la mujer es ama de casa. De acuerdo con algunas de las teorías sociológicas dominantes en los finales del siglo XX estamos en un periodo que se suele definir como segunda modernidad, modernidad tardía o modernización reflexiva. Un rasgo característico de las sociedades de la segunda modernidad es la acendrada individualización de sus sujetos. Esto es, los actores sociales tienen cada vez mayor protagonismo personal y buscan su propia autodeterminación. Las predeterminaciones sociales propias de periodos históricos anteriores están dando paso a procesos negociadores a través de los cuales las personas van diseñando, de forma premeditada y reflexiva, sus propias biografías. En las relaciones de pareja y/o familiares la forma tradicional de la familia aparece al lado de otras opciones de vida en comùn. La que fue, tradicionalmente, norma fija de buscar pareja con el fin de constituir una familia, aparece al lado de otras opciones paralelas. La familia convencional, legalmente establecida, constituida por un ama de casa y un proveedor está experimentando un doble retroceso. Por una parte está descendiendo proporcionalmente en número, y, por otra parte, se está reduciendo el poder de referencia simbólico, casi universal, que hasta hace poco tenía. Con la familia convencional conviven, de forma pareja, parejas en las que la individualización de cada cónyuge se resiste a disolverse en el singular común "pareja". Son las parejas definidas por el sociólogo francés Francois de Singly como "libre ensammble"(libres juntos). Además, las personas no parecen sentirse condicionadas ni a formar un tipo de pareja u otro, ni a mantenerse solteras, sino que buscan su autorrealización personal optando por alguno de los modelos desplegados en su entorno. El carácter abierto de las opciones se extiende más alllá de la elección del modelo de relación, pues ésta se construye de manera continua y permanente mediante procesos de diálogo, negociación, consenso y/o ruptura. En estos procesos, que constituyen día a día la relación de pareja o conyugal, el dinero puede jugar un papel muy importante. Que la pareja sea una relación abierta y dinámica, esto es, que esté sometida a cambios personales de cada uno de sus componentes, a los efectos de interacción entre ellos y a influencias del entorno, introduce una dosis de riesgo en cada relación. Riesgo que indica que las parejas no son para toda la vida,sino que son familias o parejas permanentemente negociadas. Negociadas, cada vez más, desde la igualdad. Así pues, estamos asistiendo a un proceso de destradicionalización de las relaciones de pareja y/o familia, pero de afirmación de las mismas aunque sea sobre nuevas bases.