Como recuerda el autor de la obra, nada más difícil en un proceso judicial que la prueba de los hechos: provare o sucumbere. O como advirtiera otro ilustre procesalista, Santiago Sentís Melendo, son muy pocos los pleitos que se debaten solo y simplemente por cuestiones de derecho. Y sin embargo, el interés prestado por los autores al problema de la prueba, salvo los pertenecientes a la cultura anglosajona, ha sido en general muy escaso, empecinados en desviar su atención solamente hacia el derecho probatorio, que se ha convertido no pocas veces, como también añade el profesor Muñoz Sabaté, en el peor enemigo de la probática, cuando en puridad sus relaciones debieran ser de encaje y no de confrontación. Una cosa es conocer las reglas del juego y otra cosa es saber jugar.