Se trata de emprender un viaje, acompañando a nuestros protagonistas, hasta el fin del mundo. Para el camino contamos con un mapa, una postal con las coordenadas y un globo en forma de pez. Nuestras pistas serán unas cometas rojas que alguien ha ido dejando a lo largo del camino... Esta es una historia contada solamente con imágenes, profusas y oníricas imágenes que, en un homenaje al steampunk y el retrofuturismo, nos llevan a un pasado imposible que, sin embargo, nos resulta familiar. La belleza del ritmo pausado con el que María Durán nos cuenta esta historia a través de sus dibujos resulta cautivadora para cualquier tipo de lector, especialmente lectores de novela gráfica, amantes de los álbumes ilustrados y niños de cualquier edad.