Bea piensa que los adultos se comportan de manera excéntrica y se preocupan por cosas que a ella le parecen insignificantes o directamente idiotas. Pero, por lo visto, crecer es como un sarampión que te llegasin avisar y te deja transformada: algunas de las chicas de la clase ya han hecho el cambio y empiezan a cambiar, atontarse y ¡lo peor! a interesarse por los chicos. ¡Incluso alguna de sus amigas! Bea lo tiene claro: ella quiere seguir como está, pirrada por dibujar cómics y ¡sin tetas!