John Dewey escribió que, mientras los progresos modernos de la lógica simbólica han permitido un acuerdo universal acerca de las técnicas de esa ciencia, la disputa sobre su ?objeto último?, sobre la naturaleza misma y la función de la lógica, no tiene visos de acallarse. Los estudios lógico-filosóficos de Willard W. Quine presentados en este libro contienen, sin embargo, una gran cantidad de elementos que podrían contribuir a solucionar esa disputa. Quine expone las nociones básicas de una teoría de la ciencia que rechaza el aserto de que la ?unidad de sentido empírico?, lo verificable por la experiencia científica, sea el teorema resuelto, la operatividad de la noción aislada. La unidad de significación empírica es, más bien, el todo de la ciencia. Así, si la reflexión sobre la lógica desemboca en una consideración de la significatividad científica, en los cimientos de una teoría de la ciencia, ésta repercute a su vez en la concepción de la lógica. Pues siendo la unidad significativa el todo del saber, la significatividad de los teoremas lógico-formales debe venir también de ese todo del conocimiento que es la verdadera unidad significativa, y no del criterio de ?evidencia? tradicional ni del de ?tautología? de los positivistas.