¿Se puede desarrollar la ciencia olvidando que tiene que buscar el bien común de la humanidad? Nuestra sociedad y nuestras vidas, ¿se pueden organizar al margen de una ciencia que nos haga amos de la natura? ¿Podemos ignorar que es imposible subsistir individualmente? Los intereses de la totalidad, ¿se tienen que preferir a los intereses particulares? Cuestiones como estas ya se las planteó, hace más de trescientos años, René Descartes, y en el ?Discurso del método? cuenta como guió su razón para afrontarlas en un mundo en rápida transformación y lleno de tensiones como el de su época. Más allá de aquel contexto histórico, la obra de Descartes continúa reconduciéndonos a las ideas mediante las cuales afrontamos nuestra vida cotidiana. El texto del discurso del método favorece de forma ejemplar la manera en la que tenemos que situarnos ante un texto: tal como nos situamos ante otra persona.