Este libro trata de la vida y la época de un genio, René Descartes, un hombre orgulloso, reservado, a veces solitario y con frecuencia puntilloso, que ha tenido un gran impacto en la historia intelectual del mundo occidental. El alcance de ese impacto puede medirse por el hecho de que sus escritos no han dejado de publicarse durante cuatro siglos y siguen estando en las listas de lectura de casi todas las universidades del mundo. Ningún libro que trate de Descartes podría omitir la importancia de su contribución al desarrollo del pensamiento moderno. La indico en los lugares oportunos. Pero mi propósito principal es contar lo que se sabe de la vida de Descartes y situar su vida en su tumultuosa época, algo que las biografías anteriores han descuidado, con el resultado de perder lo que tal vez sea un aspecto significativo de la historia personal de Descartes. Insisto en decir tal vez, pues mis sugerencias no van más allá de una suposición. Explorar esa suposición ha hecho que escribir sobre Descartes parezca una aventura detectivesca, añadida a la iluminación y el placer que procura. Como estas observaciones dan a entender, éste no es un volumen para especialistas sino un libro para el lector común. Insisto en ello en beneficio de mis colegas filosóficos. Las biografías de los filósofos rara vez reciben la aprobación de los profesionales a sueldo en estos asuntos, lo cual se debe a que dos académicos nunca estarán de acuerdo en la interpretación correcta de esto o el juicio acertado de aquello, y cuando la discusión sobre el pensamiento de alguien es sumaria incluso cuando lo es inevitablemente, como en una biografía general piensan lo peor. Por eso es necesario este recordatorio. Pero también les recuerdo a mis colegas que nosotros, los filósofos profesionales, tenemos el deber de explicarnos a nosotros mismos y explicar nuestras investigaciones y las tradiciones de pensamiento de las que provenimos y a las que reaccionamos, y que un modo de hacerlo es entablar una conversación con quienes no son especialistas en las grandes figuras de nuestra tradición. Descartes es una de las mayores. Tratar de que sea algo más que un nombre en la cubierta de un libro o una entrada en la lista de lecturas es, por tanto, tratar de mostrar que la aventura del pensamiento es algo vital, importante y coherente, y que Descartes y nosotros en realidad cualquiera que lea y piense, incluyendo a los lectores para quienes se ha escrito este libro también hemos emprendido esa aventura. (A. C. Graylling)