Los poemas de Enrique son tiernos y radicales, a la vez hermosos y políticos. Como en medio de un baile o en una distopía de ficción, los versos desbordan sus propios límites, inaugurando un mundo en el que los cuerpos, las palabras y las relaciones se vuelven más libres y estimulantes. Todo lo que brilla en estas páginas -mucho- es fruto de su devoción por las imágenes y de una mirada atenta, joven y politizada -a saber, poética- que se siente y escribe como testigo responsable de su tiempo. Rosa Berbel Enrique.