El interés de la historia intelectual y literaria ha estado siempre bien servida por el conocido sujeto empírico, que se complace en morir en los umbrales de una nueva era, tal como el cambio de siglo. El hecho de que la historia biográfica y la literaria marchen a veces paralelas debe quedar suficientemente claro incluso para el estudiante de literatura que se refiere al drama isabelino o a la poesía victoriana como tales, entidades metafísicas cuyos nacimientos y muertes tienen coherencia respecto a un cierto uso del lenguaje pero sobre las que declarar que finalizaron con las muertes empíricas de Isabel I y Victoria respectivamente, sería por supuesto, una de las más obvias tautologías. Este libro aborda el análisis de esta problemática a través del estudio de tres figuras emblemáticas de la modernidad: Alfred Tennyson, Charles Baudelaire y Oscar Wilde.