A lo largo de los ocho cuentos que en esta antología presentamos se puede establecer una línea lírica, emotiva, que junto con la cotidianidad que los caracteriza se convierte en una especie de hilo conductor de los temas tratados. Esta línea no se ve exenta de ironía y fino humor en algunos de los cuentos. Como la propia María Elena Llana afirma en una entrevista, Abordo su redacción (del cuento) con humildad, sin buscar virtuosismos técnicos y tratando que los recursos que empleo cumplan su función de vehículo, sin ocupar posiciones protagónicas. Esta estrategia se puede comprobar en La novia, cuento en el que podemos disfrutar de una gran sencillez al mismo tiempo que el relato avanza hacia el momento final de gran intensidad. La autora vive la literatura de manera particular. La literatura nace del roce con el entorno, es la solidificación del ser pensador con lo que va viviendo, pero del cual tiene y obtiene las herramientas para plasmar ese mismo entorno. Así, en Para siempre se mezclan los pequeños acontecimientos cotidianos con la trascendencia de la muerte, y el humor entre sarcástico e irónico que la autora emplea a la perfección y que es capaz de convertir en amable cualquier tema.