Ante la combinación de determinismo tecnológico y pesimismo político que legitima, tras el poder de los medios y las tecnologías de la información, la omnipresencia mediadora del mercado, este libro sigue apostando por una idea de mediación comunicativa capaz de asumir el espesor social y perceptivo de las mediaciones tecnológicas. Pero sin confundir el nuevo saber y poder tecnológico con un «pensamiento único» pues como nunca antes la comunicación y la cultura constituyen hoy un campo primordial de batalla política.