Entre 1880 y 1930 tuvo lugar la llamada emigración en masa que llevó a Iberoamérica, fundamentalmente, a millones de españoles. La mayoría se instaló en el Cono Sur (Argentina, Uruguay y Chile). Es a partir de entonces, y especialmente tras la pérdida colonial de 1898, cuando se forja el concepto de Hispanidad. En la dictadura de Primo de Rivera (1923-1931) y en la de Francisco Franco (1936-1975) se va a fomentar este cuerpo ideológico que va a hallar su máxima expresión de la mano de Benito Mussolini, fiel aliado de ambos dictadores. Por esta razón, Primo de Rivera va a ansiar expandir su influencia en el ámbito europeo dentro de la familia greco-latina occidental: Francia, Italia, Portugal; y también en la oriental: Rumania, Grecia y Albania. Este último país ya había sido conquistado por el Reino de Navarra en el último tercio del siglo xiv y estuvo también bajo la orbita de la Corona de Aragón. Primo de Rivera, siguiendo la estela de Mussolini, abrió embajadas por Europa y en este contexto surge la Legación de España en Tirana, de la que hay constancia documental inconexa (informes económicos) en 1924, 1928 y desde 1929 (apertura oficial) hasta 1939. Aquí veremos la influencia del fascismo italiano, de la mano de Mussolini, en aquel país balcánico y la buena sintonía con España, el intento español por conseguir un nuevo mercado económico y expansivo y el renacimiento del concepto de Hispanidad con Primo de Rivera y con el carácter de gloriosa cruzada que los diplomáticos de Franco darán a su causa en la Guerra Civil. Todo ello bajo las simpatías políticas y la atenta mirada del autoproclamado rey Zog I de Albania (1928-1939).