La renuncia de Benedicto XVI rompe una tradición secular y se convierte en el gesto más significativo de su ministerio. Una decisión valiente, no cabe duda. Pero ¿Qué llevó al papa a tomarla?¿Lo hizo a conciencia, sabiendo que empujaba a la Iglesia a la renovación y a la purificación y a la purificación del paso del tiempo y de los «pecados» de sus representantes a todos los niveles? Paloma Gómez Borrero, con su impecable estilo periodístico, responde aquí a estas y otras preguntas que han surgido desde la retirada del papa hasta la elección de Francisco. Lo que parece claro es que Benedicto XVI estaba haciendo un llamamiento claro a la humildad evangélica en una lógica de servicio, alejada de las luchas de poder y las intrigas por hacer carrera. Y el nuevo pontífice debe tomar el relevo de este papa revolucionario y responder a esa llamada. De momento parece tener el beneplácito de muchos y ya ha marcado un estilo completamente diferente, dejando patente a sus fieles que con él ha llegado el cambio.