La aparición de diversos movimientos de mujeres es un fenómeno generalizado, en América Latina, durante la década de los 80. Dichos movimientos presentan características heterogéneas, si bien muchos de ellos responden a estrategias de supervivencia debido a la situación de crisis que vive el continente. Este fenómeno ha sido abordado desde la antropología del género. Además, las variables étnica y de clase son otros dos elementos fundamentales para el estudio. La conjunción de todos estos elementos han motivado la toma de conciencia, por parte de algunas mujeres, de la situación de dependencia a la que han sido sometidas, apoyadas, en este proceso, por algunas ONGs de orientación feminista con actitudes reivindicativas de género, cuyos planteamientos son, por otra parte, fuertemente cuestionados por algunos sectores de mujeres integradas en los movimientos populares y en movimientos de reivindicación étnica. Este proceso se concretó en la formación del Comité de Mujeres Receptoras de Alimentos de El Alto, que ha denunciado la concepción de las políticas de cooperación y desarrollo, y sus mecanismos de aplicación, exigiendo que su voz sea tenida en cuenta en el diseño de dichas políticas.