El largometraje «Terciopelo azul» y la serie de televisión «Twin Peaks» convirtieron a David Lynch en una figura muy popular en los años ochenta, pese a que su obra se ha mantenido siempre al margen de lo establecido, ahondando en mundos oscuros e inquietantes a partir de tramas, situaciones y personajes de lo más reconocible. Desde los tiempos independientes de «Cabeza borradora» hasta la era digital de «Inland Empire», Lynch ha diseñado algunas de las páginas más perversas y originales del cine contemporáneo. Influenciado por las vanguardias europeas, la pintura de Francis Bacon y Edward Hopper, la estética industrial, de «El mago de Oz» y el pop de los años sesenta, Lynch ha abordado también otras disciplinas -fotografía, pintura, escultura, diseño, cómic, música, publicidad y la creación en internet- con resultados totalmente afines a su imaginario fílmico.