Que España es un país muy ruidoso es algo sabido, sobre todo por los millones de turistas que nos visitan todos los años. Las diversas ramas del ordenamiento jurídico siempre han reaccionado contra los decibelios de más. También lo ha hecho el Derecho Civil, por la vía indemnizatoria e intentos de acudir a medidas preventivas. Más recientemente, por el derecho a la intimidad, se quiere construir un denominado «derecho al silencio», que parece va siendo acogido no sólo en el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos y el Tribunal Constitucional, sino también en el Tribunal Supremo.