¿Dónde empieza y dónde acaba la comunidad? ¿Son las reglas de pertenencia su borde último? ¿Hasta dónde se expanden los límites de la polis, el lugar de lo político? Hoy la frontera entre lo público y lo privado parece más inestable que nunca. Las fórmulas de comunicación, de experiencia de lo común, son cada vez más invasivas de la intimidad, y el clamor por la defensa de esta última, al mismo tiempo que el derecho a una comunicación más extensa y sin fronteras, se hacen oír con fuerza en nuestros foros sociales. A su vez, la comunicación lo es entre cuerpos, y los cuerpos están dotados de unos límites de contacto con el mundo, que asimismo son permeables y constituyen la sensibilidad, Aisthesis. El marco que ese límite constituye tiene mucho que ver con el marco que delimita lo político. En este libro se reflexiona sobre ese borde, lo que al cabo conmociona la ingenua seguridad depositada en los conceptos que una cierta tradición cultural ha puesto en juego cada vez que ha querido dibujar ese marco. Patria, política, individuo, soberanía, comunidad, semejanza, representación o democracia son zonas de conflicto donde esta reflexión entra y se expone.