El libro responde a una preocupación pastoral del autor: «Actualmente en la predicación del Evangelio los apóstoles estamos descuidando la vida de oración. Hoy los evangelizadores optamos por hablar mucho de Dios sin haber hablado suficientemente con él. Nos resulta más cómodo, menos arriesgado, predicar a los demás que conversar con el Padre». Tras una presentación de Jesús como orante, el cuerpo del libro se dedica a mostrar a Jesús como maestro de oración en respuesta a la demanda de los discípulos: «Señor, enséñanos a rezar». El libro está construido con la metodología de la lectio divina: texto explicado, aplicarlo a la vida, conversarlo con Dios. Sin duda es una respuesta a la sugerencia de Evangelii gaudium: «Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. La Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración» (n. 262).