A finales del siglo XIX y principios del XX, no pocos anarquistas se referían a la Biblia en su producción intelectual, a pesar de su ateísmo y de su anticlericalismo, e incluso se consideraban como los auténticos herederos del mensaje evangélico. Las figuras del apóstol, del profeta, del mártir, la noción de redención, la percepción de Jesús como reformador social, las simpatías por el cristianismo primitivo, la idea de una revolución inspirada en la fraternidad o en el amor por la humanidad, la concepción de un tiempo orientado hacia la transformación radical del mundo y la realización de la utopía, etc., habían impregnado sus discursos, como los de otras formaciones ideológicas. En una serie de estudios de casos de obras anarquistas de España y Latinoamérica (ensayos, artículos, cuentos, novelas, teatro, poesía), los autores del libro analizan cómo se articula tal recurso a la tradición bíblica y se preguntan en qué se fundamenta: ¿simple finalidad retórica o de propaganda, resignificación subversiva del contenido religioso, convergencia entre los proyectos sociales, condicionamiento cultural, mesianismo? Estas son algunas de las hipótesis avanzadas para explicar este fenómeno. Se estudian obras de Charles Malato, Almafuerte, Alberto Ghiraldo, José D. Gómez Rojas, Rafael Barrett, Manuel González Prada, Ricardo Flores Magón, Federico Urales, Anselmo Lorenzo, Ricardo Mella, Teresa Claramunt, Federica Montseny y Urbano Roselló Serra.