La poesía es, a veces, una forma de conjurar miedos, de contemplar la vida a la luz de experiencias especialmente difíciles. Cuaderno de Budapest, cuarto libro de Manuela Temporelli Montiel, responde, en gran medida, a esa pulsión. Los poemas que lo componen tienen como telón de fondo la capital húngara pero su corazón está en otro lugar: en la lucha de una joven de diecinueve años contra una grave e inesperada afección. Cuaderno de Budapest es un libro infrecuente. Es un canto de amor y de vida, una apuesta por la poesía entrañada. Y es, en definitiva, un trayecto que se inicia un durísimo día de julio para concluir en la exigencia de una modesta y apacible utopía: aquella que nace de la ambición más próxima y de la única seguridad posible tras vivir la cercanía del abismo.