Crítica visual del saber solitario reivindica tanto la estética como el saber de un cuerpo cada vez más dañado por las lógicas del capital, y lo hace a través de tres momentos definidos como TESIS, CRISIS y CAOSMOSIS. Comienza con la fantasía del sujeto autosuficiente, masculino y soberano que se considera capaz de conocer y organizar un mundo del que se mantiene aislado. Le siguen las sublevaciones de 1968, donde saltan por los aires las formas tradicionales de representación; y las revoluciones de 2011, que proponen el valor positivo de la interdependencia, la creación colectiva y el activismo social. Desde ahí se revisan los protocolos académicos de los mundos del arte. La intención marcadamente política de este ensayo nos invita a decidir qué salvar y qué condenar del mundo que ha orientado nuestros conocimientos.