A principios de siglo, España se convirtió en una sociedad de inmigración. Los nuevos vecinos y vecinas ocuparon las posiciones subordinadas de la estructura social, con tendencias inclusivas en los ámbitos del trabajo, la vecindad y los servicios, aunque sin obviar dinámicas excluyentes, de precarización y exclusión social. La crisis económica y las medidas de austeridad puestas en marcha han desestabilizado estos procesos de arraigo laboriosamente conseguidos. En este libro se analizan los impactos de la crisis sobre el proceso de inserción de los migrantes y sus estrategias en aspectos centrales como el trabajo, los servicios educativos, sociales y sanitarios, la inserción urbana y la movilidad. La crisis abre un nuevo ciclo migratorio donde los inmigrantes económicos no solo son uno de los sectores más vulnerables de la población, sino también uno de los más afectados por la creciente desigualdad y precariedad.