El cardenal Martini reflexiona en esta obra sobre la vida después de la muerte, el juicio y la resurrección, temas fundamentales de la fe y de la esperanza cristiana. Para ello se apoya en el último artículo del Credo apostólico: «Creo en la vida eterna», convencido de que «la muerte y la consiguiente separación de las personas que queremos no es la última palabra». Su reflexión parte del miedo a la muerte, que reconoce como un instinto inextirpable pero que es posible superar cuando el ser humano, imitando a Jesús y a María, se pone en brazos del Padre y encuentra la fuerza necesaria para mirar con confianza su destino. Tras la muerte del cardenal Martini, estas páginas adquieren el carácter de un testamento espiritual destinado a dejar profundas resonancias.