Durante la Guerra Civil española se produjeron dos intervenciones italianas, una en cada bando contendiente: la de los voluntarios antifascistas que no dudaron en alistarse para defender la República y luchar contra el fascismo, y la de los legionarios fascistas enviados por Mussolini y que resultaron decisivos para el triunfo final de Franco.El presente libro trata sobre la intervención de los legionarios fascistas. Unos 75 000 legionarios fascistas italianos sin escrúpulos pusieron en práctica los lemas fascistas de Credere, Obbedire, Combattere y el de Agredire per Vincere. Una parte de ellos creían ciegamente por lo que luchaban y obedecieron hasta sus últimas consecuencias en el combate. Otros fueron simples mercenarios que en situaciones difíciles se olvidaron de su credo y de su obediencia al duce para pensar ante todo en sus vidas y en sus familias.Su colaboración humana y material con el bando franquista resultaría decisiva para la victoria de los llamados nacionales; solo una escandalosa derrota, la de Guadalajara, les llevaría a ser objeto de burla en los dos bandos contendientes. Pero si decisivo fue su apoyo al general rebelde para la victoria, de escándalo se puede calificar el simultáneo apoyo clandestino de víveres que hizo a la República en los momentos más decisivos para esta.Casi cuatro mil legionarios del duce dejaron en España sus vidas, originándose una amplia red de cementerios con soldados italianos, espacios de muerte y lugares de memoria que el franquismo supo aprovechar como soporte material de gran carga ideológica y justificar en ellos el levantamiento militar, convirtiendo a estos muertos en mártires por la religión y la Nueva España. Será el Sagrario Militare de Zaragoza el lugar más emblemático de estos espacios de muerte y memoria. Fue concebido por Mussolino para reagrupar en su Torre Osario los cuerpos de los caídos fascistas italianos. Hoy día se pretende que sea el monumento funerario a todos los italianos que dejaron en España sus vidas, fascistas y antifascistas.