La Iglesia no ha alcanzado a entender a cabalidad el significado profundo y radical del llamado a ser sal de la tierra y luz del mundo. Como resultado, el Evangelio que predicamos aparece a nivel práctico ante la sociedad como algo completamente irrelevante, parcial y ajeno a todos los sectores y esferas de la vida. Nos esforzamos en decir a la gente que necesitan ser salvos, pero no les decimos para qué han de ser salvos, cuál ha de ser su misión en el mundo después de haber sido salvos. Esto hace que muchas veces nuestras iglesias, más que destacarse ante el mundo como estrellas que irradian luz, parecen mas bien agujeros negros, sociedades extrañas que atraen a la gente apartándola del mundo sin una razón aparente, sin ningún interés en aportar algo positivo en favor de aquellos que les rodean. Las causas de esta desgracia empobrecedora surgen de una cosmovisión errónea, parcial y fracturada, que injustamente escinde el mundo en esferas mutuamente excluyentes y alejadas de su legítimo Creador y origen. Este libro nace en respuesta a la imperante necesidad de que el pueblo de Dios se esfuerce por recobrar una cosmovisión bíblicamente forjada que nos conduzca a amar a Dios y a serle fiel y obediente en las diversas esferas de la vida. Comenzando por explicar qué son las cosmovisiones y su relación con la cultura, analiza la cosmovisión moderna marcada por el problema del dualismo, y establece las bases para una genuina cosmovisión bíblica, centrada en una respuesta cultural cristiana en acción.