Nada mejor que las palabras que Pere Gimferrer pronunció, en 1985, con motivo de su ingreso en la Real Academia Española al ocupar el sillón que Vicente Aleixandre había dejado vacío: (
) El día en que pueda ver la luz ese vastísimo epistolario, (
), saltará a la vista la dimensión literaria del Vicente Aleixandre epistológrafo, probablemente comparable sólo, en la historia de las letras hispánicas, con la de dos de sus admiraciones máximas en este campo: Leandro Fernández de Moratín y Juan Valera. La colección de cartas que se reúnen en estas páginas están dirigidas a Gerardo Diego, Jorge Guillén, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre y familia, Pedro Salinas y Carles Riba y su mujer Clementina Arderíu. Es evidente que no están todos los integrantes del grupo del 27 y que, además, puede sorprender la inclusión de los poetas catalanes Riba y Arderíu. Lo que sí es seguro es que todos pertenecían al círculo de amigos más queridos de nuestro autor.La correspondencia recogida ofrece un corpus verdaderamente importante: más de 90 cartas, 20 tarjetas postales y algunas notas de adhesión, recuerdo, etc. A través de todo el material recogido, del que también se ofrece documentación gráfica, se contempla las peripecias personales y ajenas, de índole afectiva y profesional de Aleixandre. Dos apéndices ponen punto final a la Correspondencia.Irma Emiliozzi es profesora titular de Literatura Española moderna y contemporánea en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (Buenos Aires). Es autora de ediciones críticas de obras de Federico García Lorca, Vicente Aleixandre y Carlos Bousoño.