«Muchas veces basta una palabra, una mirada, un gesto para llenar el corazón del que amamos» (Madre Teresa de Calcuta). Este pensamiento que tantas veces he experimentado en mi vida, nos dice la autora, unas veces a través de la dulce mirada de tantos niños, a los que tuve la suerte de enseñar o tratar por vínculos fa-miliares o sociales, y otras por la triste mirada de los ancianos, enfermos o necesitados que esperan una palabra de cariño o un gesto de amor, es lo que me ha llevado a escribir «Corazón de niños», en el que intento a través de sus páginas, que todos los lectores se acerquen un poco más al niño que llevamos dentro.