La estructura territorial de Europa permite y ampara regiones de geometría variable, algunas emergentes como la que pudieran formar Andalucía – Algarve – Alentejo. Estas regiones bajo la cooperación transfronteriza tienen el desafío de desactivar “la raya”, una frontera largamente fraguada con contradicciones entre los intereses de los poderes estatales y locales. Pero no es fácil, porque la segmentación y despoblación rayana originó un espacio desarticulado y ultraperiférico, con escasez, cuando no ausencia, de inversión pública y privada y una economía primaria, carente del suficiente nervio para sustentar procesos de desarrollo y evitar la emigración. Por suerte, a partir de la incorporación de España y Portugal a la Unión Europea en 1986 y la llegada del Mercado Único en 1993, se ha ido creando un ambiente de cooperación transfronteriza, impulsado por fondos estructurales e iniciativas y programas Comunitarios. Esta cooperación ha permitido redescubrir el territorio de la frontera como un hecho habitual, donde existen oportunidades de ocio y negocio. Para conocer la cooperación transfronteriza y reflexionar sobre esta realidad regional, que algunos quieren llamar eurorregión, durante los días 10 a 12 de diciembre de 2009 se celebró en la Universidad de Huelva el XI Congreso de la Asociación Andaluza de Ciencia Regional, que tuvo como lema la Cooperación transfronteriza Andalucía - Algarve - Alentejo.