En la España actual existe una narrativa dominante que desplaza las contradicciones radicales del sistema e interpreta los conflictos que el capitalismo produce en clave individual, psicologista o moral. La huella de lo político y lo social se borra de su literatura. Pero hay otra literatura. Una literatura que no solo no desplaza las contradicciones sino que además las visibiliza para tratar de hacerlas estallar. Hay una literatura crítica, disidente, de oposición al capitalismo; una literatura que sigue convocando al fantasma.