Los crecientes problemas de disciplina en los centros escolares, y en particular la violencia escolar, se perciben como una suerte de epidemia transnacional que se mueve y extiende de país en país, cambiando por completo el paisaje de nuestros sistemas escolares y la identidad de la profesión docente. Esta enfermedad de la posmodernidad, como ocurre con otras muchas, carece de un diagnóstico claro y convincente, lo que la convierte en causa de profunda perplejidad tanto para los profesores como para las familias de nuestros estudiantes. Por eso es urgente hablar hoy del aprendizaje de la convivencia y, por ende, de la democracia, como la principal responsabilidad que tienen los centros y el profesorado en la sociedad contemporánea. Los autores presentan en este libro el resultado del trabajo realizado a lo largo de una extensa trayectoria de investigación y de asesoramiento directo a instituciones educativas en relación con el tema de la convivencia y la disciplina. Las propuestas que se realizan, concretas y bien articuladas, llegan al lector con el aval de autenticidad que les confiere el haber sido contrastadas con la práctica de los centros y las aulas.