Los diez capítulos que componen esta obra recorren los misterios de la Navidad. Cada uno de los capítulos acoge una obra pictórica, que como referente artístico ayuda a la contemplación del misterio en cuestión, además de un texto del Vaticano II y algunos poemas relevantes que le dan el apoyo teológico y eclesial oportunos. Por último, uno por uno acaban con una adecuada Plegaria, e incluso la conclusión final. La belleza y profundidad del misterio de la Navidad requiere que para su comprensión, para su contemplación, confluyan diversos elementos. F ruto de esa contemplación, surgen por fin, la oración y la poesía, como manifestación de adhesión del alma al misterio de la encarnación de Dios hecho hombre.