Prestando atención preferente a las disposiciones legales, analizadas con técnica jurídica y contextualizadas con métodos de historiador y filólogo, este libro analiza la actitud de Constantino en relación con los cultos tradicionales atendiendo a los profundos cambios habidos en el Imperio después de la batalla de Puente Milvio y como consecuencia de los acuerdos de Milán (312), y revela con argumentos fundados las limitadas intervenciones de Constantino en el cultus deorum, la mayoría de las cuales se produjeron a petición de parte. La legislación en materia de cultos que salió de su cancillería fue notoriamente conservadora y escasamente prohibitiva.