La Iglesia crece rápidamente en Latinoamérica. La semilla del Evangelio germina con facilidad y las almas se convierten. Muchos de estos nuevos convertidos comienzan su andadura cristiana en el Reino de Dios cargados de ilusión y esperanza, pero sobre ellos pesa como una losa la inmensa carga emocional heredada de su vida anterior. Se inician en el discipulado, con entusiasmo, necesitan crecer. Pero no lo consiguen por carecer de consejería eficaz y adecuada capaz de emprender con ternura pastoral la delicada labor de sanar las heridas profundas de su alma. Y muchos acaban tirando la toalla y abandonando la fe. La consejería ES la otra cara del discipulado. Esta es la propuesta de este importante y necesario libro