La generalización del uso de disciplinas como la Biología Molecular, la Inmunología, la Genética Molecular, la Informática, las Endoscopias especiales, entre otras, introducen un aspecto optimista en la atención a la enfermedad. Estas circunstancias son aplicables también al mundo de la pérdida auditiva. Gracias a la labor conjugada de los clínicos y de investigadores anónimos para el gran público, por primera vez en la historia, existe una aproximación a las alteraciones del oído interno que promete unos conocimientos, hasta el momento, vedados para cuantos se relacionan con él. Esta previsión optimista, aunque con reservas, quiere ser transmitida al lector de este libro. Conocer al niño sordo se ha convertido en un clásico que lleva 23 años intentando informar a las personas que se desenvuelven alrededor de la pérdida de la audición en los aspectos más sobresalientes que presenta. El conocimiento de la fisiopatología de la sordera nos va a permitir aproximarnos desde una metodología multidisciplinar a un tema que nos incumbe a todos. No debemos dar falsas esperanzas, pero creemos que nos encontramos ante enfoques novedosos que deben ser expuestos. Uno de los mayores esfuerzos de su redacción ha sido hacerlo totalmente comprensible por cualquier lector, huyendo de esa palabrería especializada, frecuente en los tratados médicos. Desde el principio, se ha intentado conservar su carácter accesible que le permita ser comprendido por todos, sin perder por ello su rigor en pro de la verdad científica. Espero que la incorporación de nuevas disciplinas sea útil y no empañe su capacidad de diálogo inmediato. Los cambios ocurridos durante estos años, me han llevado a pedir colaboraciones en determinados capítulos a profesionales que representaran el futuro de una cambiante disciplina a favor del niño sordo. A todos ellos he solicitado rigor en el tratamiento de sus materias, sin olvidar ese necesario esfuerzo para que el libro no pierda la difícil cualidad de ser comprendido por todos.