«De la mano los dos, con paso incierto, a través del Edén se fueron solos». No en vano estos versos de Milton presentan y dan título a este libro que utiliza el lenguaje poético para manifestar la injusta y desproporcionada relación entre la divinidad y la existencia del hombre, el abandono de éste por aquélla: el poeta se dirige a Lázaro: «
mas Dios no te podría / culpar de ingratitud / pues sabías con certeza / al volver a este mundo / cuál era en verdad el reino prometido»; y Saúl se interroga: «dónde estará mi Dios en la postrer batalla». «La eternidad no es precio por la vida de un hombre».