El desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes para una ciudadanía efectiva es uno de los mayores retos de la educación universitaria del siglo XXI. Ser capaces de reflexionar y actuar por sí mismos, comprender y tolerar las diferencias y contribuir a la resolución pacífica de conflictos son competencias imprescindibles para alcanzar ese fin, pero la comunidad educativa encuentra dificultades a la hora de plasmarlas en estrategias efectivas de enseñanza-aprendizaje. Docentes de diferentes universidades y disciplinas comparten visiones y propuestas en competencias tales como compromiso ético y social, pensamiento crítico o empatía, cooperación al desarrollo, promoción de la cultura, impulso de la igualdad de género, sostenibilidad y lucha contra la exclusión social.