Un niño discapacitado es, por encima de cualquier otra consideración, un niño, con las mismas esperanzas, los mismos temores y los mismos problemas que tienen todos los niños. Es decir, con su propia personalidad. En muchos países, un niño minusválido tiene hoy muchas más posibilidades de las que otros tuvieron en el pasado. Hoy en día, las familias, las escuelas, los hospitales y las residencias son más conscientes que en el pasado de que los niños tienen, además de las conocidas necesidades médicas y educativas, necesidades emocionales muy importantes. Por ejemplo: - Planificar su futuro, lo cual da cierta confianza a toda la familia. - Contemplar con realismo sus problemas y sus exigencias. - Proporcionarle modelos adultos adecuados. - Fomentar su capacidad para adaptarse al entorno y crecer emocionalmente. Este libro no puede ocuparse de todos los tipos de discapacidades que existen. Pero hay cosas y cuestiones importantes que nos interesan a todos. ¿Cuál es el mejor entorno para un niño discapacitado? ¿Cómo medir los cambios y el grado de desarrollo cuando las referencias no son las normales? Y sobre todo, ¿qué se siente cuando se es diferente?