¿Qué puede salir mal, si Brunilda toma las riendas y asume el control? Pues que no parará de meterse en líos, tanto si se pone mandona como si se disfraza para poder participar en un maratón popular; los muebles se le rebelarán al buscar soluciones para ellos en casa o fuera de ella; conocerá a una señora entrometida que quiere saberlo todo sobre su vida privada, y se vestirá con un uniforme para regular el tráfico... donde se encontrará con ¡una auténtica cebra cruzando la calle!