A Benedicto XVI le gusta el diálogo. Es un apasionado de la verdad y -desde los griegos- sabemos que la verdad es dialógica, que el diálogo es el camino que nos acerca hasta la Verdad. Por eso le gusta preguntarse, o mejor, le gusta ser preguntado. Se deja preguntar por la creación, por las experiencias humanas, por la oscuridad y la inseguridad, por lo sorprendente y por lo anodino, por los afines y los contrarios, por los teólogos y por los niños.En este volumen recogemos unas cuantas de estas preguntas, con muchas ideas en las que Benedicto XVI contesta con espontaneidad y con la lucidez que le caracteriza.