Este libro ofrece un estudio acerca de la relevancia cultural del cine de Clint Eastwood aparecido en los últimos veinte años. Para ello se analiza su presencia como una construcción que refleja inquietudes sociales tales como la identidad masculina o la capacidad del individuo para crear discursos en las sociedades contemporáneas. En el libro se investiga cómo el concepto del autor cinematográfico canaliza esa función cultural, y para ello se distinguen varias relaciones entre Eastwood y su obra. Desde el cine de factura independiente hasta el cine de acción, pasando por películas en las que predomina la presencia del actor-director o aquellas que reflejan más claramente su influencia creadora, se considera la filmografía de uno de los iconos del cine estadounidense actual como síntoma de la interacción entre expresión artística y contexto cultural. Así, aparecen temas como el masoquismo, el espectáculo de la vejez o la autoridad de la figura paterna asociados a géneros de acción-espectáculo, la construcción de una identidad personal asociada a las formas artísticas del cine independiente, el revisionismo de la imagen de Eastwood a través de la hibridación genérica en las películas que explotan su condición de estrella de Hollywood, o la función del autor como catalizador de una reflexión acerca de la violencia en los Estados Unidos. En última instancia, Eastwood surge de este estudio como representante de las tensiones y conflictos existentes alrededor del lugar reservado al individuo y al hombre dentro de una sociedad estadounidense que en las últimas décadas ha visto la generalización de poderosos movimientos reivindicativos de identidades de diverso tipo.