Basada en el uso minucioso de documentos personales, la autora narra cómo en 1848 el fisiólogo francés descubrió que el páncreas produce la sustancia indispensable para digerir la grasa de los alimentos. El hallazgo significó el inicio de su brillante carrera científica, prestigio y premios. Esos protocolos de laboratorio que tan fielmente elaboró, permiten seguir su labor cotidiana y reconstruir el proceso creativo de su genial pensamiento en la medicina experimental. Claude Bernard ha tenido espléndidos analistas dentro y fuera de la historiografía francesa, pero su obra es tan rica, que sigue siendo motivo de estudio, ejemplo es el caso de esta historia inédita cuyo examen crítico no hace más que reiterar su estatura universal.